nº 94 viernes 23 de julio de 2004


Birmania que ha recuperado su antiguo nombre -Myanmar- anterior a la colonización británica fue un poderoso reino medieval unificado en el siglo XI por el rey Anawrahta, quien emprendió la ingente tarea de construcción de unas 2.500 pagodas de diferentes formas, medidas y materiales y hoy, es nuestra primera parada en un "viernes" que viaja por Italia, Brasil, Praga y Lisboa. Buen viaje!!!!!!!!!!!!!

LA PAZ DE LAS PAGODAS
Las ruinas que emergen en la orilla del río Ayeyarwady no son más que una pequeña muestra de los 40 kilómetros cuadrados donde el rey Anawrahta y sus sucesores rindieron un homenaje de belleza desmesurada al príncipe Sidharta Gautama Buda. Son las pagodas birmanas: piedra, terracota y ladrillo.
Cae a plomo el sol de las primeras horas de la tarde y el efecto casi mágico de sus rayos sobre la piedra milenaria pinta de rojo, ocre, anaranjado, amarillo y púrpura las pagodas en ruinas que se elevan silenciosas sobre la orilla del Ayeyarwady. El barco fluvial ha zarpado de la ciudad imperial de Mandalay a las seis de la mañana, y durante ocho horas ha descendido, con la proa puesta en Bagán, el curso de este gran río que atraviesa la enorme llanura central birmana.

Piedra, terracota o ladrillo, materias primas de estas pagodas, cambian de color según desfilan las horas del día y en Bagán sólo la noche termina con el espectáculo de luz y silencio. Aunque casi el cien por cien de los 200.000 turistas que viene cada año a Myanmar visita Bagán, la gran extensión sobre la que se asientan estos miles de templos budistas consigue que se pueda visitar en soledad casi todas las joyas de este lugar, Patrimonio de la Humanidad: los templos Ananda y Gawdawpalin, la pagoda Shwesandaw, el monasterio Mimalaung y tantísimos otros. Se puede decir que el mítico Reino de Pagán murió de su propio éxito: en 1287, el temible emperador Kublai Khan envió una avanzadilla de sus hordas para calibrar las posibilidades de la conquista de uno de los enclaves culturales, comerciales y religiosos más importantes del Asia medieval tanto que el Gran Mongol afiló sus garras ante la tentación y la corte y el ejército del último rey de Pagán, Narathihapati, huyeron despavoridos.
Luis Mazarrasa 

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