
Hay Moscús -en plural- para todos los gustos. Existen en la
capital rusa tanto arte, tanta literatura, y tanto misterio, y tanta energía en
la lucha diaria por la supervivencia, y tanta historia de hoy, de ayer y de
anteayer que es imposible de abarcar. Pero ojo, por un motivo u otro, Moscú
atrapa a cuantos la pisan. Pasear por sus calles puede enseñar más que veinte
libros de historia. El Bolshói tiene tanta historia, encanto y belleza que es
imprescindible asistir al menos, a uno de sus espectáculos. Y, aunque la zarpa
con la que te agarra Moscú no siempre es benévola, queda la impronta que dejan
las experiencias únicas, los paisajes urbanos marcados a fuego, por hombres de
hierro y a hielo por un clima implacable.
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