nº 46 viernes. 18 de julio de 2003

Nepal está situado en el corazón del Himalaya. Allí, el valle de Katmandú, abierto al mundo hace muy poco tiempo tras siglos de aislamiento, y cuajado de templos, monasterios y palacios, es uno de los lugares más fascinantes del mundo. Habitado por un mosaico de poblaciones de diferentes razas y religiones unidas por el rasgo común de su profunda espiritualidad que les guía en su devenir cotidiano jalonado por ritos y ceremonias coloristas de profundas raices, resulta el destino perfecto para celebrar el primer año de "viernes" viajando al techo del mundo.

NEPAL, EL TECHO DEL MUNDOA caballo sobre la larga frontera entre Nepal y China se alza el mayor anfiteatro de montañas de la tierra: catorce picos de mas de 8.000 metros de altura y varios de 7.000, que parecen querer tocar el cielo con la mano.
Considerados como el máximo reto para un escalador, estos picos han estimulado, desde siempre, la fantasía de viajeros y aventureros. El nombre de esta cadena montañosa, Himalaya, procede del sánscrito "casa de las nieves" y la santidad y el atractivo que desprenden convierten a muchos agnósticos en creyentes. Emergiendo como poderosas fuerzas de la naturaleza, llenan a cuantos se acercan a ellas con un sentimiento exótico de misterio y majestad, de miedo y excitación, de espiritualidad y reverencia.
Las serenas alturas cubiertas de nieve, que esconden valles de infinita belleza, proporcionan imagenes difíciles de olvidar. A las cinco de la mañana, cuando despierta el día, el sol ilumina los grandes picos y la nieve eterna emite destellos anaranjados, rosados y plateados.Entonces el viajero se siente infinitamente pequeño y contempla, enmudecido de asombro, el grandioso escenario ante sus ojos.

Eduardo Rubio

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