viernes nº 37. 9 de mayo de 2003

Hace tiempo la idea de vivir en un faro me resultaba de lo más sugerente. Tal vez fuera el perfil elegante de su figura en el horizonte, o imaginar lentos amaneceres en compañía lo que me atrajera de un mundo, por otro lado completamente desconocido para mi. La idea de una vida que discurre pausada al lado del mar, aún hoy, me atrae, pero seguramente para una pequeña temporada; lo que no quita para que olvidado ese adolescente sueño romántico, me sigan fascinando....

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