La práctica de situar puntos de luz para orientar a los navegantes o para señalizar zonas de la tierra en medio del mar es tan antigua como lo es la costumbre de surcar los mares para conquistar otras tierras o para ir en busca de una vida mejor. Fueron los cartagineses quienes abrieron las primeras rutas comerciales entre el Mediterraneo y el Atlántico Norte, y desde muy antiguo las familias de los marineros situaban linternas en las ventanas y tambien en puntos elevados para guiarlos en su entorno. Durante mucho tiempo, los faros han sido una necesidad para los marineros, pero además son una parte de nuestra historia cultural que pone en marcha nuestra imaginación aunque su importancia práctica para el tráfico mercante en el mar haya decaído hoy en día.
Jean Guichard
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