Cuaderno de Bitacora: Viaje a Nicaragua

Aunque con un poco de retraso no quiero dejar de mandaros una breve reseña del viaje que hice a Nicaragua. Lamentablemente para la mayoría de los españoles este país centroamericano solo es conocido por ser  un nido de conflictos políticos, guerrillas o desastres naturales, pero la verdad es que Nicaragua ofrece al visitante una cara amable y verdaderamente bella que merece la pena descubrir. Al margen de la interesantísima información histórica que, para los amantes de estas materias, ofrecen ciudades tan emblemáticas como Granada o León, en las que se conserva todo el encanto colonial y que ya de por sí merecerían una visita a este país centroamericano,  en mi opinión, lo verdaderamente hermoso de esta tierra es su exuberante naturaleza que llega incluso a ser insultante para personas que como yo viven rodeadas de secano.
Como mi visita fue por razones de trabajo no pude estar allí más de una semana y aunque me moví todo lo que me fue posible lo cierto es que me quedaron muchas cosas por conocer.  Sin duda lo que más “rabia” me dio fue perderme rincones tan bellos y desconocidos como los que nos ofrece el Caribe Nicaragüense en el que, según me cuentan,  la belleza de la costa continental se completa con las fantásticas Islas del maíz (Corn Islands), consideradas un pequeño paraíso tropical rodeado de playas vírgenes de arena blanca y cocoteros y en las que el ambiente cien por cien caribeño convive en perfecta armonía con la tranquilidad de la isla. ¡Otra vez será!.
Tuve, sin embargo, la fortuna de conocer la costa del pacífico en la que por suerte, para los que la globalización empieza a aburrir, es posible encontrar aún lugares alejados de la “mano amiga” del primer mundo. Playas largas, tranquilas, habitadas tan sólo por pescadores, en las que se puede disfrutar de algo que en nuestro país empieza a ser imposible: la paz de la costa.
Pero Nicaragua no se conforma con asomarse al Caribe y al Pacífico, ya que, además, este sorprendente país nos regala la visión de unos maravillosos lagos ( el de Managua y el de Nicaragua) que por su tamaño y belleza bien pudieran parecernos, tal y como les ocurrió a los primeros conquistadores españoles, otros dos mares, esta vez privados, sólo para Nicaragua, y que parecieran especialmente diseñados para acompañar a la multitud de volcanes que los rodean. Montañas de silueta perfecta que, en algunos casos permanecen aún con actividad y en otros, inactivos, sirven de espectacular recipiente a la salvaje vegetación o a tranquilas y deliciosas lagunas.
Nicaragua además es verde, selvática. El país aparece cubierto de un manto de increíble vegetación de la que no se escapa ni la capital, ya que Managua, sin ser bella es original. Tal vez por falta de recursos o tal vez por miedo a nuevos temblores lo cierto es que Managua se esconde, siendo pocos los edificios que se atreven a asomarse por encima de la vegetación. La mayoría de ellos permanecen ocultos bajo los árboles que de todo tipo y enorme fertilidad pueblan estas tierras.
Pero Nicaragua es mucho más que naturaleza o arte. Es deporte de aventura, es sabor, es gente amable y alegre, es música al ritmo de la marimba y de la rumba. En fin, un país latino en el más puro sentido de la palabra. Un país que, por otra parte, sabe cuidarse, ya que ofrece una variadísima gastronomía de comida tanto tradicional (gallopinto, vigorón, etc.), como de carnes, (el riquísimo churrasco, tal vez demasiado hecho para nuestros paladares) o de los más selectos pescados y mariscos del mar, del lago, (como el feo “guapote”), o del río, de donde sacan increíbles camarones. Todo ello, por supuesto, acompañado por alguna cerveza nacional o juguitos de frutas  y completado, por supuesto, por el riquísimo “cafesito” de la zona.
En fin lectores de viernes, que para todos aquellos que queráis salir de los “tours” establecidos Nicaragua puede llegar a ser una aventura por descubrir. Estoy seguro de que os va a sorprender.
Alfredo

1 comentario:

Anónimo dijo...

No he estado nunca en Nicaragua y posiblemente nunca llegue a ir, no imaginaba que fuera como la describes, es como si me hubieras descubierto un país nuevo, diferente. Gracias.
Paz M