Hubo muchos momentos especiales en nuestro viaje y
casi cualquier sitio que visitábamos merecería tener un artículo en esta sección
pero yo he escogido uno del que todos guardamos muy buen recuerdo.
ROBERT´S RIGHTEOUS & DE YOUTHS
Granadinas
9 de agosto de 2003
Son aproximadamente las 19 horas y el Raphaella atraviesa
uno de los momentos de máxima actividad. Es la hora de las duchas, se van
sucediendo los turnos y los que ya están preparados para salir, esperan al
resto en la “bañera” del barco con un ron en la mano dejándose acariciar por la
brisa del atardecer y la música que suena improvisada por el Dj ocasional de
esa noche.
Ese día hicimos dos turnos para bajar a tierra. Raquel,
Verónica, Dale, Coque, y yo formábamos el primero. Destino, un colorista
chiringuito de estética reggae que habíamos cotilleado las chicas en nuestra
expedición a la isla. El Robert´s está en medio de Mayreau, un pueblo en cuesta
de casas y cabañas que se asoma a Salt Whistle Bay dónde está, solitario,
fondeado nuestro catamarán. Somos los únicos turistas en el Robert´s y en el
pueblo. Comenzamos tímidamente y pedimos cervezas, para la segunda ronda,
Robert ya está sentado con nosotros hablándonos de Bob Marley y la filosofía
reggae. En una noche tropical con buena música, buenos amigos, buena
conversación y varios grados, las cervezas caen sin apenas percatarnos de ello.
La atmósfera se vuelve más especial cuando nos dejamos llevar por los suaves
ritmos del reggae en la mini pista de baile, que hasta eso tiene el Robert´s
!!!!. Por fin llega el resto que se une a la fiesta de modo inmediato. Para
entonces dos o tres lugareños bailaban con nosotros. Cata nos contó que fue
fácil localizarnos por la música, que se oía casi desde el Raphaella y ya en el
pueblo siguiendo el “rastro” que desprende cualquier buena fiesta reggae. Ahora
ocupamos todo el chiringuito, somos unas quince personas bailando por todos
lados, incluso en la calle. Acabada la cerveza pasamos al ron. Bailábamos todos
con todos, nos hicimos multitud de fotos y es seguro que ahora formemos parte
de la decoración del Robert´s porque en las paredes había recuerdos de otra
gente y otras noches especiales.
No me acuerdo por qué terminó, ni cuando. Sé que me costó
encontrar mis náuticos y que nunca olvidaré esa embriagadora noche.
De vuelta al Raphaella todavía hubo quien sucumbió encantado
a la idea de una inagotable Verónica que sugirió un baño en la playa a la luz
de la luna, pero esa, es otra historia. . . .
ASM
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