nº 81 viernes. 22 de abril de 2004

El Tíbet ha estado cerrado a los extranjeros hasta el año 1980 y aún hoy, los turistas sólo pueden acceder al país en viajes organizados. Tal vez ese carácter enigmático y la fascinación por su religión y cultura casi míticas sea lo que nos ha atraído este "viernes"; o tal vez haya sido el poder magnético de sus paisajes y templos lo que hoy nos lleva hasta el "país de las nieves".
TIBET, EL PAÍS DE LAS NIEVES
El Tíbet presenta todos los caracteres de las tierras descritas en los cuentos. Durante siglos, el misterioso reino budista del Tíbet encerrado tras las altas montañas, ha atraído como un imán los pasos, pero sobretodo la imaginación de los europeos. Mitos, leyendas, tantas veces la fantasía desbordando la realidad. Un mito en gran medida alimentado por su inaccesibilidad, ya que el Tíbet, como ningún otro lugar en el mundo, simboliza el perfecto aislamiento. Allí se alza el Everest, el Qomologma de los tibetanos. Junto a él, otros cuatro ocho miles justifican mas que de sobra el nombre mítico por el que el Tíbet es conocido en Occidente: El Techo del Mundo.
Alvaro Mencía

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