Dirección: Pan Nalin
INterpretes: Shawn Ku, Christy Chung
How can one prevent a drop of water from ever drying up…?
Sámsara significa “el mundo en que vivimos”. Se refiere al
mundo material y cambiante y es la doctrina que niega el sueño de la vida
eterna y nos condena a permanecer viviendo de acuerdo a nuestras actuaciones
pasadas.
Sámsara es una hermosa película que se desarrolla en
paisajes majestuosos en Ladakh (una de las regiones más remotas de la India).
Por su situación estratégica estuvo cerrada a los observadores hasta 1975 y aún
hoy es de muy difícil acceso. Es una tierra de monjes, pastores, campesinos y
eremitas. Es predominantemente Budista Mahayana. Tiene su propia cultura y
sobre todo su propio sentido del tiempo. Las condiciones de rodaje sólo son
buenas durante cuatro meses al año. Es un milagro rodar una película allí, a
15000 pies dónde conseguir un permiso para rodar es casi imposible debido a las
condiciones de alta seguridad propias de su ubicación (entre China y Pakistán).
Tashi es un brillante monje todavía muy joven que ha
permanecido por tres años en meditación profunda en la posición del loto. En el
monasterio es recibido con honores, pero la fuerza de la naturaleza y su
despertar tardío a la sexualidad apenas adivinada hasta entonces, truncan la
brillante carrera espiritual de Tashi. Se enamora de la hija de un campesino
(Pema), que no deja de sorprenderle con su inteligencia natural y con su
belleza (más propia de una modelo que de una campesina, como ocurre con casi
todo el reparto de la película). La vida que lleva en el pueblo no se parece
nada a la del monasterio, pero revela cuán importantes son aquellos aspectos
que se les ocultan, como el amor físico, los celos, el amor filial, las luchas
por el poder y sobre todo el respeto a los semejantes.
Apo, el padre espiritual de Tashi, le lanza una pregunta desde
su testamento, ¿qué es más importante: alcanzar un millón de deseos o conseguir
uno solo?. Y aunque Tashi no tiene la respuesta, al menos ha vivido de manera
tal que sabe cómo es la felicidad que proporcionan las dos filosofías. No todos
podemos decir lo mismo.
(PS. Si echas una gota de agua al mar, ésta no se
evaporará...)
Ana Ruiz
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