nº 57 viernes. 24 de octubre de 2003

Primer "viernes" desde Segovia. Apenas si he tenido tiempo de conocerla porque despues del trabajo me voy a Madrid pero en mis paseos por el casco histórico, camino de algún sitio dónde tomar un café, he descubierto una ciudad acogedora dónde pasado y riqueza arquitectónica se integran armoniosamente en la vida diaria y así cuando no tengo sitio en el trabajo para aparcar, a escasos metros tengo los jardines del Alcazar dónde puedo dejar mi coche hasta la hora de la partida; si vengo en autobús, como hoy, atravesando la judería en ocho minutos llego a la plaza de la Merced que es dónde está mi Servicio Territorial en una calle siempre llena de turistas que comunica la Catedral en la Plaza Mayor con el Alcazar. En cuanto tenga una casa aquí quedais todos invitados a conocer y dejaros seducir por Segovia.

Hoy, una de mis poesías favoritas.

LO QUE AL DIA LE PIDO
Lo que al día le pido ya no es
que me cumpla los sueños, que me entregue
los deseos cumplidos de otros días,
porque al fin he aprendido que los sueños
son igual que las alas de un insecto
y al tocarlos el hombre se deshacen;
y es que un sueño al cumplirse es otra cosa
que no ayuda a volar.
Lo que al día le pido es ese sueño
que al rozarlo se parta en otros sueños
lo mismo que una bola de mercurio,
y que brille muy lejos de mis manos.
Lo que al día le pido empieza a ser
más dificil incluso de alcanzar
que los sueños cumplidos, porque exige
la fe antigua en los sueños.
Lo que al día le pido es solamente
un poco de esperanza, esa forma modesta
de la felicidad.

Vicente Gallego (de La plata de los días)

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