nº 51 viernes. 5 de septiembre del 2003


Praga es una hermosa y enigmática ciudad repleta de rincones entrañables y detalles sugestivos para el ojo curioso dispuesto a imbuirse en su sabor medieval.



PRAGA,DÓNDE RESIDE LA MAGIA

La primavera huele aquí de forma especial. Quizá sea el rastro de la nieve o la nostalgia que acecha al viajero en cada campanario, en cada café de carrusel vienés cerca del puente dormido.
Al otro lado del Puente de Carlos existe un barrio, Malá Strana, lleno de monasterios y plazuelas. Las casas dialogan unas con otras a través de la calle Nerudovna, llamada así porque allí vivió el gran cuentista Jan Neruda, de quien nuestro Pablo tomó prestado el nombre. Las casas se interpelan entre sí con pequeños violines, copas de oro, aguilas negras, soles de oro..... Libreros de viejo, tienduchas con joyas antiguas, marionetas golémicas y estampas del niño Jesus de Praga. Chateaubriand ascendió por estas calles. El castillo de Kafka no es mas que una imagen laberíntica de la impermeabilidad del mundo. Pero el laberinto en Praga toma formas distintas: arte, astronomía, magia, música, exilio. Esa persistencia del jazz en las cuevas negras dónde las filigranas del saxo ahúman las paredes. Ciudad de jazz y magia, de cerveza, ciudad de expatriados y poetas.
Blanca Riestra

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