Reventado clavel blanco y distante,
lepra inversa del cielo sois vosotras,
altas nubes de junio. ¿Qué sonora alegría le regala
de cristal afinado
vuestra espuma inocente a la mañana nuestra, tan misteriosa y nítida, que produce observaros en el día del hombre?
Formas breves de un sueño sois vosotras, confirmación liviana de estos ojos que os contemplan flotar calladamente sobre
la cima hueca de la vida.
Delicuescencia pura y noble sois,
blancas nubes serenas,
felicidad sin causa
bajo el cobre encendido de este sol impasible.
Como nosotros mismos sois vosotras
y por eso miraros nos conmueve,
altas nubes de junio:
humo limpio de un tiempo en que juntos ardemos.
Vicente Gallego
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