El viajero que llega a Japón descubre con la silueta del monte Fuji, emergiendo de las nubes, la imagen de una presencia inmutable que inspiró a los artistas a través de los siglos. A lo largo de las etapas por ciudades y campiñas, el visitante encuentra a los sacerdotes shinto, los monjes mendicantes, las ofrendas destinadas a los espíritus kami, los jardines zen, los blasones de los monasterios y de las más antiguas familias, los juguetes de madera, los exvotos, los pañuelos decorados con estampas...
Todo el Japón de ayer impregna el de hoy y abordarlo es penetrar en un tiempo sin fronteras. Nelly Delay
Todo el Japón de ayer impregna el de hoy y abordarlo es penetrar en un tiempo sin fronteras. Nelly Delay
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