nº 33 viernes. 11 de abril de 2003

Todos los libros que he leído para conocer algo de Alaska coinciden en que es una tierra rudimentaria y bella. Así Rosa Montero en su libro Estampas Bostonionanas y otros viajes cuenta que "allí se encuentran las montañas más negras y afiladas que jamás se hayan visto, cabalgadas por los galciares más azules. Hay bosques intrincados de abedules y abetos, ríos poderosos, inquietantes lagos negros escondidos entre pantanos; fiordos colosales por los que navegan rebaños de icebergs y por supuesto la tundra, en ocasiones desolada como una luna cenagosa y a veces cubierta por una explosión de flores..."

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