Dos mil islas esperan al viajero. Un exuberante palmeral, arenas finísimas, y un círculo de aguas transparentes repletas de atracciones subacuáticas. Los anillos de coral protegen la isla de los tiburones. Una lupa mágica aumenta los finísimos puntos de las islas, situadas en el mapa al sudoeste de la India. Perdido en una isla, el viajero se entrega en cuerpo y alma a la belleza que le circunda, la explora y se abandona a ella. Gran parte de sus atractivos se encuentran bajo el agua, a sólo unas brazadas de la orilla. Bucear en las Maldivas es encontrar de la manera más simple un mundo, al principio inquietante, que va cautivándole a uno, hasta que acaba acostumbrándose a la cercanía de los grandes peces de extrañísimos nombres, a las corrientes y a los fantásticos cambios de color que experimenta el agua en las cercanías de los arrecifes de coral. Hay quien fue a Maldivas para encontrarse a si mismo y quedó allí, perdido y feliz para siempre.
Rosario Spencer
Epílogo
Hace 11 años
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