Erasé una vez, Copenhague

Copenhague es sinónimo de bullicio, cultura, vitalidad y disciplina. En la capital danesa, el hormigueo de gente es contínuo. El encanto y la magia de la ciudad son sorprendentes. Copenhague guarda celosamente sus parques, sus edificaciones rococós y sus callejuelas peatonales, estrechas y sinuosas. Una de las principales joyas de de esta ciudad es Nyhavn, el pequeño puerto de Copenhague y el lugar de más ambiente de la ciudad, las terrazas y los barcos allí anclados convierten este pequeño puerto, antigua morada de marineros, lobos de mar y mujeres de noche en un escenario con incalculables dosis de magnetísmo. Todo el paseo irradia vitalidad y dinamismo; al atardecer los inmuebles que protegen el paseo adquieren vivos matices coloristas. En torno a Copenhague un semicírculo verde rodea el centro de la ciudad, una serie de parques que indican el lugar en el que hasta el siglo pasado, se levantaban las murallas. En uno de esos jardines se ubica en la actualidad uno de los parques de atracciones más bellos del mundo: el Tívoli. Su interior en el que se celebran los eventos más importantes de la ciudad, rezuma bienestar y alegría.
C. Adriana Agero

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