Dentro de un cine realista como es el argentino, Campanella refleja con gran ternura y sensibilidad temores frustrados, intentos de honestidad y amores inacabados, mezclados con los cambios históricos que sufrió Argentina hasta la vuelta de la democracia. Crea un tapiz en el que cada uno de sus diálogos consigue veracidad y Ricardo Darín es el rey de la escena.
ÁTIMO.
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